La perra salvaje de la vecina se quedó solita en su cantón, así que aproveché para probar sus sabrosos jugos mientras su viejo no está.
Descripción
El esposo de la vecina se encontró una chamba en Ciudad Madero y tuvo que irse a pasar unos meses por allá. Pero yo que a cada rato los veía fajando en el parque, me imaginé que la caliente de su vieja iba a extrañar tener un buen trozo de carne metido entre las patas y la neta que no me equivoqué. No me tomó ni una semana de estarle piropeando su hermoso culote y de decirle lo hermosa que se veía, de decirle que ni madres que yo me iba a otra ciudad se fuera su esposo, y la doña ya me estaba invitando a su cantón para que me la cogiera bien rico en la cama de su esposo, y así me la estuve ensartando tan duro que casi rompemos la cama.